El mismo Bohr nos explica sobre su apellido, en 1987, cuando escribiera sus memorias en un libro titulado "Desde el balcón de mi vida": «En aquel entonces mi nombre era José Böhr, es decir, con dos puntitos sobre la o. Había conseguido trabajo en una empresa de publicidad de Federico Küster. Atiendo el teléfono cierta vez, sale de su oficina Don Federico y se queda escuchándome y me dice: -Me hace usted el favor de no decir Küster (Kister) porque nadie lo va a entender. Diga Kuster y listo, ah y desde hoy usted tampoco se llamará Böhr (Behr) porque ni Dios sabrá como se pronuncia su nombre. Desde hoy usted será simplemente José Bohr. -Y me rebautizó y desde entonces han desaparecido los dos puntitos de mi nombre.»
José Bohr y su orquesta |
Comenzó a desarrollar su actividad como cantor en Radio Cultura, acompañándose con su piano, logrando imponer sus temas "Tut-Ank-Amon" y "Cascabelito", al mismo tiempo que consiguió trabajo en la "Casa Castiglione", vinculada a la venta de pianos, discos y rollos de pianola. Cuando estando un día en la empresa -recordará Bohr en sus memorias- recibió el siguiente llamado telefónico: «-Che, decime. ¿Vos sos el pibe de la galena? ¿No sabés con quién hablás? Estás hablando con la voz más famosa de la Argentina. Hablás con Carlitos Gardel. Me han contado que tenés un tangazo bárbaro, que tiene mucha alma y es muy romántico, algo que tiene que ver con el carnaval.» «-¿"Cascabelito"?» atinó a decir Bohr tímidamente. «-Justamente le respondió Gardel. Che pibe por qué no hacés una cosa, te venís a casa, nos pasás a los muchachos y a mí tu tango al piano, nos lo aprendemos y te lo pongo en el disco. La semana que viene va al disco pibe. Será un goal ¡Ya verás!»
También fue en la "Casa Castiglione" donde se apersonara Francisco Canaro, quien habiéndolo escuchado tocar el serrucho, le propuso grabar con dicho instrumento, acompañándolo "Pirincho" con su orquesta. Y Azucena Maizani también lo visitó para proponerle: «José Bohr, voy a debutar con Florencio Parravicini en la obra "Cristóbal Colón en la Facultad de Medicina". Tengo que cantar el tango "La cabeza del italiano", pero si se produce el bis, me gustaría estrenarle "Cascabelito", siempre y cuando usted me acompañe con el serrucho, para darle más sabor.»
Participó en la inauguración de Radio Brusa. Las primeras transmisiones se realizaron en la casa del ingeniero Brusa y Bohr evocaría una anécdota cuando difundían uno de sus discos, junto a Rosita Quiroga y Agustín Magaldi, quien dijera: «-Che Ro... Ro... Rosita... pero este pi... este pi... este pibe no da una sola no... nota.» Y Rosita le contestó: «-Mirá Agustín, Bohr no dará una nota, pero lo que hace se nota y suena.»
En 1924, debutó como "chansonnier" en el Teatro Porteño, en la revista de Ivo Pelay, Bayón Herrera y Manuel Romero titulada "De puente Alsina a Montmartre", donde se presentaba entonando sus propias canciones. Al año siguiente estrenó en el mismo teatro uno de sus mayores éxitos, "Pero hay una melena", en la revista "A ver quién nos pisa el poncho". En 1925 su nombre figurará en los catálogos de venta de Discos Nacional, junto a los más prestigiosos artistas de la época como: Gardel-Razzano, Roberto Firpo, Francisco Lomuto, Ignacio Corsini, Mario Pardo, Juan Maglio, Azucena Maizani, el dúo Ruiz-Acuña.
Sus mayores aspiraciones de triunfo, lo llevan a probar fortuna en Estados Unidos, «no sin antes el 3 de septiembre de 1925 como agradecimiento sincero a la Argentina por todo lo que me había dado, me hice ciudadano de la gran nación del Plata. Y como argentino, emprendí la nueva conquista de otros mundos tan soñados», escribiría Bohr en sus memorias.
Es así que, a partir de 1925, el país del norte lo ve triunfar, aunque debe regresar ese mismo año para cumplir un contrato en el Teatro Porteño, el que una vez finalizado, lo libera para volver a Estados Unidos. En esta ocasión viaja con su orquesta típica, con un grupo de bailarines de malambo y chacarera y un conjunto de guitarras. Luego ya conocido como el "Che Bohr" realizará innumerables giras por toda América y Europa.
En 1940, regresó fugazmente a Buenos Aires, presentándose en el Teatro Nacional, y actuó por tres meses en Radio Belgrano como artista exclusivo de "Píldoras Ross". Al año siguiente dejará su voz como uno de los tantos cantores de la Típica Víctor, registrando su tango "Por el camino" y su corrido cuyo título verdadero es "Por mis pistolas", pero que por la censura de esos años figurara como "Por mis trabucos". Continuaría con sus interminables giras, regresando nuevamente a nuestro país para presentarse en el Canal 7 de televisión y en 1960 en Canal 13 en los programas "El bar de Bohr" y "Caminando por el mundo". El 21 de marzo de 1981 se presentó en ATC en el programa "Show Fantástico", junto a Tita Merello y el 15 de julio de 1981 fue homenajeado en "Grandes valores de hoy y de siempre".
Como compositor le pertenecen los ya mencionados "Cascabelito", "Pero hay una melena", "Por el camino", "Tut-Ank-Amon" y el tango "Mía", el fox trot "¡Oh París!" y el shimmy "Reyes del aire", temas todos llevados al disco por Carlos Gardel. También compuso "Titina", "Y Tenías un Lunar", "Medias de seda", que le estrenara en 1925 Ignacio Corsini en la obra "Un cansado de la vida" en el Teatro Smart, el bolero "Nada más" que tú", un éxito en la voz de Mercedes Simone, "¡Oh, Dios, qué Mujer!", "Labios Pintados", "No está", tango grabado por Carlos Di Sarli y su cantor Alberto Podestá, "Anoche soñé", que le grabara en México Pedro Vargas, y una treintena de obras más como "El himno a la ciudad de Punta Arenas".
El cine fue otra de sus pasiones. Ya en 1919 filmó en Chile "Noticiero de actualidades magallánicas" y algunos cortos más. Pionero del cine sonoro, en 1929 actuó en "Sombras de Gloria" la primera película hablada en español filmada en Hollywood. Como actor, director, guionista y/o productor participó en aproximadamente cuarenta y cinco películas, filmadas la mayoría en Chile y México y algunas en Argentina. El 14 de enero de 1980, al cumplirse 50 años del estreno de "Sombras de Gloria", en la Academia de Hollywood, su director ejecutivo James Roberts, le entregó el famoso premio "Oscar", en reconocimiento a su trayectoria, diciendo que era una lástima que en aquella época aún no se establecía dicho premio para películas extranjeras, porque seguramente José Bohr lo hubiera ganado.
Sus últimos años los pasó en Dinamarca junto a su esposa y sus hijos, regresando constantemente a su querido Chile de sus años juveniles y donde, en 1960, se lo declarara "Ciudadano ilustre de la ciudad de Punta Arenas" y, actualmente, el Teatro Municipal de dicha ciudad se denomina en su recuerdo "Teatro Municipal José Bohr".
Su fallecimiento se produjo en la capital de Noruega, Oslo.
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